El baño de tu mascota puede ser una tortura tanto para ti como para tu perro, o bien puede ser un momento gracioso y disfrutable. Sea como sea es algo que debemos hacer periódicamente, tanto para la buena salud del can como para la de tu familia. No es conveniente bañarlo con demasiada frecuencia, ya que podemos disminuir la grasa natural de la piel y provocarle mas daño que beneficios. Si lo cepillamos cotidianamente no hará falta bañarlo demasiado seguido. La frecuencia también dependerá del pelo, tipo de piel, el tiempo que pase al aire libre, etc. La mayoría de los perros no necesitan mas de un baño al mes.
Si lo acostumbra de cachorro, el momento del baño se puede convertir en algo divertido para ambos, y si le demuestra seguridad y cariño, se sentirá muy reconfortado.
Si el perro tiene pelo corto sera más fácil bañarlo, en especial si es pequeño. Lo podemos colocar en una bañera o en la pileta de lavar la ropa (fregadero), y sobre un tapete de goma para que no se resbale y se sienta más seguro. Coloca un protector en el desagüe para que los pelos del perro no se atasquen.
Un perro de pelo largo o mas bien grande, puede ser algo mas complicado y puede requerirse dos personas para bañarlo. Puedes bañarlo en la bañera o, si el clima te lo permite, en el jardín. Obviamente que tú también te bañarás con él.
Pasos previos antes de bañarlo:
- Primero debemos consultar al veterinario cual es el champú apropiado para nuestro perro.
- Luego, debemos asegurarnos de contar con el tiempo necesario para realizar esta tarea correctamente. Lo mejor es hacerlo un día de sol.
- Antes de bañarlo, cepíllalo bien para que se le salga todo el pelo muerto. También debes quitarle los nudos que tenga, de lo contrario el champú quedara en los pelos enredados
Ya listo el perro, ahora le toca el baño:
- Primero debemos mojarlo, preferentemente con una manguera con rociador, controlando previamente la temperatura. En primer lugar el lomo y luego abajo, mientras le vamos colocando el champú.
- Refregamos luego el champú para ir quitándole la suciedad, y de paso le damos un masaje. Cuando lavemos su cabeza, hay que tener especial atención con sus ojos y los oídos.
- Luego, enjuagamos con abundante agua todo el cuerpo del animal, cuidando que no quede nada de jabón, ya que podría resecarle la piel o provocarle una posterior alergia.
- Una vez enjuagado bien, lo secamos lo mejor que se pueda (dependiendo si se deja), usando un secador a muy baja temperatura (siempre tener las toallas a mano).